Para las fallas de 2008, la mítica comisión de la Plaça de la Mercé confió su monumento grande al alicanto Joaquin Rubio, en lo que suponia su debut en la Sección Especial del cap i casal. Para ello, plantó un monumento cuanto menos interesante, al que llamó “Eclipse”. El sol encarnado en un centauro, y la luna en una humanización de la Via Láctea creaban ese eclipse, que era contemplado por una pareja de adolescentes. Los bajos cumplieron, y el conjunto quedó en un meritorio onceavo puesto, superando a otras competidoras. Joaquin Rubio, que recientemente a anunciado su retirada del mundo fallero, dejó un buen sabor de boca en su debut, aunque, como en todo, para gustos se inventaron los colores.
Equipo Socarrats.
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