Recuerdas aquella falla del año 1970 que… ¿verdad? Pues nosotros no, somos más jóvenes y no la llegamos a ver plantada, pero seguro que no te deja indiferente el recordar otras tantas que aunque no tienen tanto tiempo hemos ido borrando de nuestra memoria y que cuando la recordamos surgen imágenes muy bonitas de aquellos proyectos.

No descartamos hablar de fallas muy muy antiguas, pero antes lo deberíamos haber vivido. Os esperamos en nuestro pasado mas cercano.

El gran "bluf".

  Juan Carlos Molés volvia tres años después a Sueca – Lto. Azorín, pero esta vez en solitario. Dispuesto a repetir el éxito que consiguió junto a Pepet, realizó un monumento cargado de fantasia. Y en eso se quedó, una fantasia. En la presentación de maquetas, el proyecto ya dejó un halo de dudas que se fueron confirmando conforme más piezas habia en el cruze ruzafeño. La dama veneciana del remate dejó mucho que desear, con esos tonos lilas tan característicos del artista burrianense. La figura del arabe que representaba al barrio de Ruzafa, tenia un pase, pero la gracia se perdia conforme bajabas la mirada a los pies de éste. La única pieza que valió la pena fue la fallera tumbada sobre lo que pretendia ser un puente, pues era bastante bonita.

  De la trasera de la falla, nada que decir. El intento de castillo Disney pasó sin pena ni gloria por la plaza, y las figuras de Zapatero y Rita Barberá, más de lo mismo. Y los bajos pues...dejemoslo en mejorables.

  En definitiva, un proyecto de Juan Carlos Molés que de haberse ejecutado como Dios manda, quizás hubiese dado mucha más guerra en la sección. Pero se quedó en eso, un gran “bluf”, que muchos habrán olvidado ya.

Equipo Socarrats.


La hoguera (casi)impoluta.

  Una maqueta muy prometedora, y una hoguera que se quedó en eso...prometedora. Al gran Paco López se le ocurrió la idea de que el blanco tendría que ser el color dominante en su hoguera para San Blas Alto hace un año. Una hoguera cegadora. Y si, la idea era muy buena, pero quizás se le olvidó que las partes de atrás también se ven.

  La trasera del cuerpo central del monumento, estaba casi en su totalidad sin lijar, o texturizada lo que le restaba muchísimo valor artístico al conjunto, pues la parte delantera estaba impoluta con el rostro tan ideal y perfecto que alguien diseñó. En cuanto a las escenas, más de lo mismo: una concepción muy original, ya no sólo por estar enmarcadas, si no porque la mitad de cada escena era blanca, y la otra pintada a la forma tradicional. Peeeeero, el acabado también dejó muchísimo que desear, sobre todo si te acercabas a los ninots.

  Los comisionados de San Blas Alto protestaron como nunca ese décimo premio que les otorgó el jurado alicantino, y tenían parte de razón porque la originalidad no se premió, pero, lo cierto es que mucho más no podían haber recibido. En definitiva, una hoguera que muchos recordaremos por el gran sabor agridulce que nos dejó al verla plantada en aquel parque del barrio alicantino de San Blas.

Equipo Socarrats.